Iglesia Presbiteriana Cristo Redentor

Las promesas de Dios desde los tiempos de Abraham son el poder regresar a tener esa comunión directamente con Él. Y lo hace a través de llamarnos sus hijos. Nos adopta a través de su espíritu para que podamos ser parte de Su pueblo. Pero ¿Qué quiere decir el ser adoptado? ¿Qué papel juega el Espíritu Santo con nosotros y que papel jugamos nosotros con Él? Todos tenemos días en los que no nos sentimos como hijos de Dios! ¿Cómo sobrepasamos esos momentos de duda? La respuesta se encuentra en las promesas de Dios y el Espíritu Santo trabajando en nosotros todos los días!